jueves, 11 de febrero de 2010

¿Cómo hizo para vivir sin ella?. El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella


1.
La primera vez que alguien me recomendó ver esta película e Campanella la bajé inmediatamente. Yo soy un tipo que se deja llevar mucho por los títulos, aunque luego me decepcionen brutalmente (The Notebook, De Amor y de Sombra, Away from Her, etc etc etc). Esta película me la recomendó la Cris Ordoñez, a quien le mando un abrazo de paso, aunque sea posible, muy posible que no lo lea. Más que recomendármela me ordenó verla. Obediente bajé el título en el internet y, para mi sorpresa la magistral pieza se bajó en lo que me fui a una clase de 4 a 8.
La miré enseguida. Previamente compré una botellita de vino, unas botanas (como bien les nombran aquí a las picaditas) y unos cigarros para conectar la compu al televisor y disfrutar la función.
La disfrutaría varios meses después porque la película que me bajé con ese título era una cruda película de porno hardcore italiana que vi por unos instantes, preguntándome porqué la Cris me la habrá recomendado. No hallé fallo, aunque la seguí viendo: ya había preparado la antesala.
Sí se me demoró mucho tiempo más en bajar la verdadera, aunque confieso que la olvidé por esos meses de frío polar en Puebla. La descubrí completa y humeante una tarde de estas en la lista de cosas bajadas en Ares y la vi en seguida. Esta vez sin preparación, con pocos cigarrillos, sin vino y en una silla incomodísima de la que no me despegué hasta que se revelara el secreto.

2.
Campanella se las arregló para seguir hablando de ciertos sucesos en la Argentina sin que parezca que lo está haciendo. A simple vista, o en función del relato lineal de la trama, los acontecimientos políticos del país austral aparecen como elementos laterales en la película, aunque en realidad sean su espina dorsal. Una espina dorsal invisible, por suerte, porque ya estamos hasta la madre de que el arte mexicano siga hablando de la revolución y el argentino de la dictadura: de historias, ambientes y personajes, recontraconocidos en su nostalgia y su épica de la derrota.
La historia se desarrolla en la Argentina del 74, aunque se la piense desde la Argentina de ahora. Un hombre jubiado está en el proceso de escribir una novela sobre una causa que llevo allá en los 70 sobre el asesinato de una joven en Buenos Aires. Espósito (el protagonista) resuelve la identidad del asesino a través de una vieja fotografía. Al mismo tiempo, este hombre debe sufrir el hecho de que la mujer que ama ha elegido el tedioso camino del matrimonio por compatibilidad de clase.
Como se cuenta es una trama sencilla, vejísima, y más o menos cursi. Sin embargo, está llena de elementos periféricos que le inyectan una vitalidad semejante a si estuviéramos viendo una película sobre detectives tipo Insomnia, o leyendo al Paul Auster de La Ciudad de Cristal.
Por otro lado está la estrategia de la película, o la estructura a mi modo de ver brillante. La película nos ofrece un falso paralelismo entre el esposo de la víctima y Espósto (el, digamos, detective) ambos imposibilitados de amar a quien aman. El verdadero paralelismo existe entre el héroe y el asesino, algo que como espectador emotivo cuesta admitir, duele.
El final, es sencillamente su naufragio.

3.
Hay que ver esa película gane o no gane el oscar.

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