lunes, 27 de septiembre de 2010

El insomnio de Volpi

Hoy leí, el ensayo (o debate) ganador del premio CASAMERICA el año 2009. “El insomnio de Bolívar.” Quizá nunca haya estado tan enfrentado con un libro. Un libro que en alguna medida rechaza a cierta intelectualidad panfletaria, tipo Galeano, aunque no tiene idea de las deudas que tiene con estos escritores, por ejemplo con Galeano. No podemos entender este ensayo sin el Boom, y creo que Volpi hace bien en marcarlo, pero se explica muchísimo menos sin Galeano. Este Volpi se parece más al uruguayo después de una paliza y una borrachera (y no necesariamente en ese orden), que al que conocimos- conocí-, hace años, y no muy bien, en la novela “En busca de Klingsor.” Perteneciente a una generación llamada crack, Volpi pretende ser incendiario con sus reflexiones sobre los “herederos” de Bolívar. Trata de abarcar toda una región a partir de títulos en malos portales de internet, o en ensayos tan tibios como el suyo. Su libro es una visita a la historia de la región, a sus políticas endémicas, motivadas por una suerte de epifanía. La epifanía es entenderse latinoamericano. Pero nunca deja de ser ranchero. El único sitio que conoce a profundidad es México. Y cierto México. No puede pasar por la historia de los últimos 10 años de la historia mexicana, sin las corridas federales a los profesores oaxaqueños en 2008. Claro, no le corresponde eso a Volpi. Su escenario es la farándula política, allí se siente cómodo: lanzando epítetos contra los monstruosos caudillos latinoamericanos al mejor estilo Jaime Bayly. Epítetos nada más. Nada mejor que un sucinto resumen de las vidas de los tiranos caudillos y una breve glosa de cómo los ciudadanos (no, no, pueblo no, el pueblo se acabó, según él, en los 80s) estamos atrapados en las telarañas mentales de nuestros líderes. Qué poco viste Volpi en tu mochileada por Sudamérica, pensé! Qué alegremente ranchero que eres. Porque no puedes entender a Morales sin tener una mínima idea del movimiento cocalero. De hecho no entiendes a los cocaleros sin los zapatistas. Pero no con los zapatistas que a ti te gustaron. Sí, el Marcos del 94 que te enamoró y te desencantó porque dejó de parecerte un personaje literario con proyección.

A Volpi no le interesa indagar el fondo del asunto y por eso no debería ofrecer comentarios tan irresponsables, propios de un escritorcillo, de esos que hacen tanto daño con sus desplantes intelectuales. Que la introducción a la nueva Constitución a Bolivia es cursi, sería un comentario mejor ubicado en su próxima novela: cuando un personaje llamado Alberto Einstein, dirige las mareas de los ejércitos en el chaco boliviano, inspirado en la teoría de la relatividad.

Acepto que tiene imaginación, pero no entiendo cómo un ensayo con tanta falta de seriedad puede ganar un premio en cualquier lugar. Bueno, desconfío de los premios en general, pero no siempre me indignan tanto.

Lo último que quiero acotar es esa falta de seriedad. No me refiero al tono. “Las venas abiertas…” es precisamente una piedra angular del pensamiento latinoamericano por su trágica falta de seriedad en el sentido del manejo de las herramientas que usa para levantar el libro. No exijo un ensayo académico acribillado con dieciocho pies de página por página. Pero si exijo, como lector, o como latinoamericano, al escritor, más que talento compromiso afectivo e intelectual con su trabajo. No puede ser que ignore (porque el EZLN no lo ignora) la labor de la CONAIE como piedra filosofal de los movimientos sociales en nuestra región. Tampoco puede pasar por alto las tensiones Venezuela-Colombia-Ecuador-Estados Unidos, sin ni siquiera mencionar el proyecto geopolítico de la Casa Blanca con la instalación de un equipo de fútbol de bases militares en el país cafetero. Ninguna mención a la UNASUR. Pero sí se detiene, con un morbo que, créanme no es entretenido, a animalizar a los líderes que el pueblo venezolano, por ejemplo, ha elegido claramente durante más de una década. Estos tipos reclaman democracia en los gobernantes, pero utilizan la literatura de manera antidemocrática, para atribuirse una voz que nadie les ha dado. Me hace pensar en Carlos Vera.

Pero qué le vamos a hacer. Hay que leer el “Insomnio de Bolívar” para revisar como algunos intelectuales tratan con una frivolidad decepcionante temas vitales para nuestra región. Con una frivolidad que solo puede ocurrir en los insomnios, cuando se ha renunciado a soñar.


Aquí un fragmento del libro.

http://www.elboomeran.com/upload/ficheros/obras/pginas_desde_el_insomnio_de_bolivar.pdf