jueves, 20 de agosto de 2009

El enfoque personal de las independencias (Apuntes).

El ciclo de conferencias y de sinposios llevados a cabo en Quito hace nomás de un mes dejaron abiertos espacios por donde podemos meternos con garrote en mano hacia el pasado. Con garrote en la una mano y con la libreta de apuntes en otra. Pues, como bien sabemos, la historia que nos han venido contado de nuestras independencias propone, primero, una ofensa a la historia de los pueblos oprimidos de las Américas y, segundo, una narrativa vaga, lineal y repleta de vacíos. Esta historia no solamente ha sido contada en las aulas de nuestro país y nuestro continente. Es un relato que se ha instalado en diferentes esferas del espacio público y lo ha hecho como una verdad incontestable. Es natural, contarla es una forma de reproducir el colonialismo que aún nos arremete. Está presente en los museos, en los diarios, en la televisión. Para dar un ejemplo claro del descaro con que se la sigue entablando como verdad voy a contar lo que sucedió en el acto de inauguración. Después de las posiciones de los expositores del día 1 el alcalde de Quito, Andrés Vallejo, levantó su discurso pontificador no solo ante los presentes sino ante los especialistas historiados como queriéndo ofrecerles una clase gratis en la materia. Quedó en ridículo, claro, y esto sería simplemente anecdótico si no fuera tan indignante. Como dije, después del esfuerzo desmitificador de las ponencias frente a la mentira del discurso oficial, el alcalde de Quito vino a repetir en un discurso tan largo como aburrido, lo chuchas que son nuestro próceres del 10 de Agosto de 1809 y cómo esa sangre valiente corre por las venas de los quiteños. Yo no estoy desmereciendo la lucha de aquellos que se levantaron 200 años atrás, solo digo que esa no es, no pudo haber sido, el total de la lucha de los pueblos de América, ni ellos los representantes de los mismos. Recordemos que el Marquez de Selva Alegre y sus boys pertenecían a una clase tremendamente acomodada y que en su lucha no solamente planteaba un modelo enciclopédico y liberal del estado, sino que lo proponían por defender sus riquezas y sus intereses. Es válido mencionar en este punto que varios ponientes en la conferencia, entre ellos el pana Marchena, concordaron en el hecho de que varios de los movimientos independetistas de las Américas(algunos de estos liderados y protagonizados casi por completo por criollos de alcurnia) ni siquiera estaban seguros de si continuar o no bajo el régimen imperial. La idea del estado liberal-jacobino se consolidó en pocos rincones de América, uno de ellos, en Quito. En Ecuador en particular este modelo llegó a prosperar una vez obtenida la independencia. Un modelo en el que, según Dussel, se propone un nuevo concepto y una nueva praxis de la soberanía, del soberano, en relación a la idea imperial pero que seguía excluyendo al pueblo. Recordemos que en los inicios de la república ser ciudadano era más dificil que convertirse en astronauta. En varias de las contituciones de nuestra patria se establece que solo podían ser ciudadanos hombres, católicos, pasados cierta edad, hispanohablantes y, por sobre todas las cosas, que tengan bienes por sobre una cierta cantidad de dinero. El resto no existían formalmente y en la realidad se los desaparecía como sucedió en la pampa argentina. Este hubiera sido el estado que se hubiera forjado en 1809m era nada más que una anticipación de lo que fue una década y media después.

Sin embargo no todos pensaban así. Dussel habló de que no solamente existía este pensamiento liberal-jacobino entre los pobladores de nuestra región. Pensamiento que por ejemplo incluía a Bolívar y a San Martín. Pensamiento que por ejemplo rechazó a su manera Artigas y que trató de ejecutarlo Hidalgo. Pensamiento que, por otro lado, ocasionó genocidios como con Sarmiento. Todos deben estar en el paredón de la historia en este momento. Esta discordancia entre los llamados próceres, solo nos pueden llevar a pensar una cosa. Que la idea liberal-jacobina del estado no era la única que se fraguaba en esos momentos. Es allí donde Dussel habló de un Pensamiento Latinoamericano que si bien no se lo puede registrar con claridad (obviamente se hizo todo lo posible para que no surja) incluyó en distintas etapas a varios de las figuras más importantes de nuestra independencia aunque de maneras parciales. La lucha anticolonial, por ejemplo, era una prioridad para cualquier lucha latinoamericana. Otro de los ejes sobre el cual gira el PL es una nueva idea de soberanía que, en cambio, no pudo ni debió instalarse porque era contradictoria con varios de nuestros libertadores.
El primer punto de la independencia se alcanzó parcialmente. Bolívar la hizo prometedora. Creo que la importancia de Bolívar no fue mencionada por Dussel durante su conferencia. A pesar de que el pensamiento bolivariano ignorara el segundo eje del llamado PL, fue más allá de estos dos ejes mencionados. El primero se conquistó parcialmente, dadas las circunstancias objetivas de la época: eliminar el yugo de la corona española. Digo parcialmente porque no se aniquiló a los verdugos de los pueblos y en cambio las clases burguesas nacientes y las clases hacendadas utilizaron al estado como un dispositivo de poder, de opresión y como medio de legitimar a las mismas. Ese es el vicio que crea el estado, que decreta enemigos por nacionalidad, nos da un sentido de pertenencia alejado de nuestra realidad inmediata y nos hace vibrar por sus victorias. Por lo tanto oculta a nuestros opresores endémicos (esa es la idea, daahh!, a veces si soy bien huevón). Bolívar no pudo evitar esto e ignoro si esa fue su intención. Hasta podría pensar yo que le allanó el camino a las nacientes oligarquías y a los omnipresentes terratenientes (que palabra más infeliz). Pero el sueño bolivariano iba más allá como dije, gira entorno a un tercer eje que implica el reconocimiento de los pueblos de América como hijos y sujetos de una misma realidad histórica. Nosotros los hijos de Bolívar, hijos bastardos a veces, hemos tenido la suerte y tenemos el deber de recoger su sueño: la Patria Grande. Claro que este tercer eje, por lo menos a mi, me resulta contradictorio con el estado liberal que se inauguró a partir de las Independencias, otra vez, no sé si con el consentimiento del libertador o no. Ahí me queda un vacío y para eso tendré que leer a Bolívar y a Rodriguez para comprobarlo o esperar que alguien me lo explique, ojalá que por esta vía. Yo sospecho que Bolívar pensó la Patria Grande bajo el paraguas del estado liberal, pero esa es una irresponsable supocisión, síntoma de un excesivo razonamiento barroco.
En todo caso creo que la única manera en que podemos entender las luchas de hoy es entendiendo las de entonces y para eso debemos decontruir la historia y someterla a exámenes de laboratorio para irla poetizando de a poco. El caso es que la utilidad de un congreso como el que ocurrió pocas semanas atrás solo se verá en el momento en que, a través de la lucha social, reconquistemos nuestra historia. "A un reino le es lícito reconquistarse," dijo Dussel que dijo Morelos, refiriéndose al hecho de que es la gente quien debe decidir como contar su historia. Para conquistar nuestra independencia definitiva debemos tomar en cuenta cómo se lucho antes aprender de los errores tácticos de entonces y comprender que la lucha no tiene como fin la victoria sino la lucha misma.

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