Desde el comienzo, Cortázar nos enseña la figura que debemos tener en mente a medida que se va desarrollando el relato. Las ménades son unas criaturas griegas con carga mitológica, relacionadas a Dionisio. Aunque también relacionadas con la masacre de Orfeo. Esto último no tiene nada de inocente, pues el cuento se instala en una función musical y Orfeo es el músico por excelencia de la mitología Helénica. Patricio Goyalde ha profundizado en este tema y ha encontrado que el cuento de Cortázar en realidad asume estos dos registros mitológicos en su cuento las Ménades. Por un lado se instala el conflicto Dionisiaco-Apolíneo que atraviesa el relato en tanto existe una clara disputa entre el arte como razón y el arte como delirio. Esta yuxtaposición ha sido producto de largas digresiones filosóficas a lo largo de los siglos, quizá la más célebre es la postulada por Nietzsche en el “El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música.” Aunque sería una afirmación arriesgada, Las Ménades es una relectura de esta revisión de Nietzsche. Esto habría que profundizar y probablemente se lo ha hecho. Por otro lado, Goyalde deja entrever un secreto diálogo entre el cuento de Cortázar y un poema del romántico inglés John Keats. Keats retoma la mitología griega en su poesía. Pero lo hace desde un reordenamiento estético y no mitológico o trágico. El poema es “A una urna griega.” Poema de carácter romántico como dijimos, pero que también retoma la dicotomía Apolo-Dionisio. Esta dicotomía es la que tensa el cuento de Cortázar. Vale recordar que Cortázar había escrito un libro llamado Imagen de John Keats, analizando algunos de esos poemas incluyendo “A una urna griega.” No está de más decir que Cortázar tradujo ese poema al español. Al autor argentino le interesa la transposición de identidades y comportamientos que operan en el poema en relación al mito. Es esa la transposición que, acaso, también opera en el cuento “Las Ménades.” El romanticismo exalta “el goce inocente y total del objeto bello” despojado de toda su mitología. Para esto es necesario un reordenamiento de los elementos, casi una imposición del carácter poético sobre el filosófico, moral o mitológico. Ya ha dicho Barrenechea que lo fantástico es, a veces, un reacomodamiento de los elementos en relación a su disposición “real.” Ya dentro del relato de Cortázar el narrador dice “y es así como una flauta puede ponerse a sonar a tres metros de una mientras […]” (Cortázar 317). Esta experiencia que parece fantástica lo es solo en tanto existe dicho reordenamiento del mundo objetivo en el mundo del relato. Un juego que por otro lado tiene menos que ver con el mito de Orfeo, o con la dicotomía Dionisio – Apolo, que con una mirada romántica de la realidad. Es en estricto sentido un cuento romántico más que fantástico, porque el canibalismo es en esencia el goce en sentido absoluto del arte. La clave romántica, además, está dada de antemano por la música que están escuchando los actantes del relato.
viernes, 15 de octubre de 2010
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