lunes, 29 de junio de 2009

¿Un golpe útil?



Obviamente no se puede caer en ese exceso de nihilismo y simplemente detallar los resultados materiales del suicida golpe de estado llevado a cabo en Honduras el día de ayer. Pero es verdad, es un golpe que en buena medida destapó algunas debilidades del enemigo, de la brutal y sangrienta oligarquía latinoamericana.

Primero. ¿A alguien le sorprende?

Aunque para muchos no es razón para sorprenderse, la doble moral de la oligarquía quedó más expuesta que nunca en este golpe de estado. A lo largo de toda la región la derecha se había declarado fiel defensor de las democracias, hasta el punto en que el presidente de facto hondureño, Micheletti, alegó haberse instalado en la presidencia de la nación por vías democráticas. Una broma de mal gusto, ojalá. Está claro, entonces, que la versión oligárquica de democracia está muy alejada de la del pueblo o ya de plano, de la vida real. Ya no es de sorprenderse, los círculos de poder dominantes en nuestros países aman a la humanidad, pero odian a la gente. Por eso el gobierno de facto del hermano país centroamericano ha violado los derechos constitucionales de su pueblo: así lo protegen. Queda revelado entonces que la multiburguesía internacional tiene una agenda clara para nuestros pueblos escondida detrás de un discurso que en realidad es todo lo contrario a la práctica. Cuidado con que creamos que ganando elecciones ganamos la democracia. Los métodos de los Uribes, los Garcías y Michelettis son tramposos, afortunadamente hoy por hoy hay menos gente que les cree.

Segundo. Tus patrones no quieren que abraces a tu hermano.

Una de las razones que no menciona Micheletti para justificar su golpe de estado es el reciente giro de Honduras hacia la América Bolivariana. MIcheletti y sus boys han pasado hablando de que la violación de la sagrada constitución hondureña fue la razón para reemplazar a Zelaya. Y sí que es sagrada, a través de esta obsoleta constitución es que los grupos de poder de este país han oprimido a sus bases sociales. No nos olvidemos de la triste y sangrienta historia hundureña que protagonizaron los mismos que hoy ejecutan el mismo golpe. Zelaya cometió el pecado de preguntar (querer preguntar), en una encuesta no vinculante, si era pertinente una Asamblea Constituyente para escribir una nueva carta constitucional o en todo caso profundizarla. A la oligarquía y las élites militares les pareció una mala idea y como niños chiquitos escondieron las papeletas. Los hondureños entonces ya empezaron a movilizarse. La consulta se iba a llevar a cabo el mismo día del golpe. A Zelaya no le perdonan que el pueblo esté con él. Tampoco le perdonan que le hayan condonado la deuda a Honduras y peor que se haya integrado al ALBA. Y es lógico, a la oligarquía no le conviene ninguna de estas cosas, por el contrario. La oligarquía Hondureña necesita al pueblo silenciado y desmemoriado, necesitan la deuda externa para seguir negociando con el trabajo de su pueblo y por supuesto, necesitan mantener aislada a Honduras de las nuevas olas revolucionarias de nuestra América. Los verdugos de antes son los verdugos de este día en que ha muerto ya un compañero hondureño en las protestas.

Tercero. El golpe útil.

Puede resultar horroroso que yo pueda hablar de las bondades de un golpe de estado. Ojalá no se me interprete así. Tampoco me gustaría demostrar la relevancia a nivel geoplítico de la torpeza que llevaron a cabo los militares y la oligarquía de ese país por sobre el principio de la democracia, eso sería insultar a los hermanos hondureños. No existe justificación en la tierra para que un grupo minúsculo sin representación alguna en la gente, por el contrario, verdugos históricos del pueblo, tomen el poder político de la manera en que lo hicieron. Me llena de dolor y de angustia y sobretodo de indignación. Y esa indignación es la que ha levantado al pueblo hondureño que es el único que le puede dar el golpe de gracia a la torpe burguesía de aquel país. Si regresa Zelaya no habrá triunfado Zelaya, habrá triunfado el pueblo Hondureño, los pueblos libres de la Indo-Ibero-Afro-America. Adicionalmente, quisiera hablar de la eficaz acción de los gobiernos del ALBA para enfrentar esta situación. Los estados integrantes de este régimen basan su relación en la solidaridad y hermandad de los pueblos dentro de estos. Este golpe en Honduras probó la unidad de la América Bolivariana y fortaleció la base de sus principios y sus procesos revolucionarios de cambio. Una vez que regrese Zelaya la integración solo puede consolidarse y tendrá en Honduras una sede de la Patria Grande que queremos todos.

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